Al finalizar el partido ella se había despedido diciendo de manera casual que nos volveríamos a ver.
Todo el rato que estuvimos hablando en aquella clase no me fijé del torbellino de comentarios que se formaban alrededor de la chica Ivanova. Pero resultaba imposible no hacer comentarios sobre ella, quien parecía una verdadera diosa del Olimpo; tal y como lo había imaginado. Se parecía bastante a Alexandr en los rasgos físicos. El color de ojos era idéntico, pero los de Inessa se asemejaban a los de un felino y su mirada era cauta, no tristona como la de su hermano. El cabello, igualmente negro, caía más abajo de los hombros; lacio, brillante. Su piel, como la porcelana, nívea. Tenía la nariz recta, haciendo una perfecta simetría con su rostro y sus pómulos; y sus labios… Supuse serían la envidia de muchas y el delirio de otros tantos. Ella era perfecta; una diosa, un ángel, parecía irreal. Y ella quería ser mi amiga.
Únicamente en apariencia física se parecían esos dos, porque a simple vista se notaba que sus personalidades eran muy distintas. Ella era todo lo opuesto a él.
Así transcurrieron dos semanas desde que había comenzado el décimo curso en Sullins College, y durante ese periodo me habían sucedido cosas que jamás imaginé me sucederían. Había conocido a tres extranjeros, bueno, a decir verdad debo decir dos (todavía no podía contar a Alexandr como conocido), que empezaban a cambiar mi vida de manera radical. Inessa se estaba haciendo muy cercana a mí y a mí me gustaba mucho compartir con aquella chica. Aunque no todo el tiempo coincidía con ella, a veces tenía que dividir mi tiempo para compartir algunos ratos con ella y otros ratos con Brit y mis otros amigos. Sé que a Brittany seguramente le costaría tiempo acostumbrarse a la presencia de Inessa en el instituto, y más aún a sabiendas de que ella era ahora mi amiga.
De algo si me fijaba. Inessa me trataba de manera diferente a como trataba a las demás personas, no sé por qué, pero yo era como su caso especial. Con los demás siempre era un poco mas formal y a veces tajante; sin embargo a mi me trataba como si fuera una niña pequeña que necesitaba algún tipo de protección. No sé porque me daba la impresión de que ella actuaba raro conmigo. Y así fueron pasando los días.
Sin embargo, las cosas con Alexandr no habían mejorado en nada durante este tiempo. Quería conocerlo, acercarme a él, hablarle; pero siempre sentía como si él pusiera una barrera entre nosotros dos. Su mirada a veces seguía confundiéndome; por un momento, a veces, me miraba como si estuviera reclamando mi atención, como si quisiera que llegara hasta él y lo rodeara con mis brazos para calmar su angustia. Y en otros momentos me daba a entender con su frialdad que no quería mi presencia rondando cerca de él. ¿A qué se debía esa angustia? Yo quería saberlo, necesitaba saberlo, ¡Pero ya! Simplemente esperaría a que llegara el momento adecuado para hacer mi jugada maestra.
Con Nikolái… Las cosas continuaban siendo iguales por una parte; Nikolái seguía aterrándome de cierta manera. Pero él y yo seguíamos siendo compañeros de laboratorio en biología y habíamos progresado como tales. La curiosidad me mataba y tenía que actuar con rapidez.
Estaba sentada junto a él en la única clase que teníamos juntos, juntos me refiero a sentados uno al lado del otro; porque había descubierto que también coincidíamos en Historia y en Química, pero en Biología realmente teníamos que compartir la misma mesa; ser compañeros.
Me arme de valor y me dirigí a él como quien no quiere la cosa, sacándole conversación de la manera más casual. -¿En cuántos países han vivido Nikolái?- pregunté cuando ya no soportaba la incertidumbre. Le pude haber hecho esa pregunta a Inessa, pero dado que el motivo de sus mudanzas había sido debido a su trabajo; ella solo me daría una respuesta basada en su perspectiva. Y yo realmente necesitaba comprender la otra cara de la moneda. Nikolái me mostró todos sus rectos y lustrosos dientes en una perfecta y amplia sonrisa. Parecía verdaderamente un ángel, lleno de luz, hermoso. Radiante; pero su actitud aún me inquietaba un poco. –Te sorprenderías al saber en cuantos países no hemos vivido preciosa. ¿De verdad quieres saberlo?
-Sí. Me gustaría saber-le dije firmemente. En ese momento no temía de él. La curiosidad podía más que cualquier otra cosa.
-Por donde empiezo… A ver… -dijo tocándose el labio inferior con el dedo; de una manera muy pensativa, pero increíblemente seductora-La historia es un poco larga Georgina, pero tarde o temprano acabarás sabiéndolo todo-él sentenció. ¿Qué quería decir con que tarde o temprano iba a acabar sabiéndolo? ¿Saber qué; de qué?
“¡Ahora!, quiero saberlo todo ahora mismo” pensé, como exigiéndole respuestas. Él me dedicó una mirada sobria y continuó. –Hemos vivido en Rusia, por supuesto, dado que nacimos allá; también estuvimos en Rumania, en Grecia, en Dinamarca, Italia, Francia, Turquía, Suiza; también en Sudáfrica, Kenia, Ahh…-suspiró. Hizo una breve pausa antes de continuar-los atardeceres en Kenia eran realmente asombrosos…-dijo esa última frase con un sentimiento, que casi me pongo también a dar suspiros. Estaba totalmente absorta en sus palabras. Él continuó hablando. –También vivimos en Tanzania, en Egipto, en Arabia Saudita, Tailandia, India, China, Japón e Indonesia. Ah, y lo olvidaba, últimamente que hemos vivido en el Reino Unido-dijo con una arrebatadora sonrisa-Interesante ¿No?
-Wow-dije, tratando de recuperar la cordura. Esto era increíble.-A la mier…-dejé la frase en el aire.-No puedo creer que hayan vivido en todos esos sitios y ¿en cuánto tiempo?
-El tiempo es lo de menos Georgi; siempre es suficiente-.
Una vez más, Nikolái me dedicaba esa sonrisa burlona. Le encantaba jugar conmigo; o es que acaso… ¿estaba flirteando conmigo? “Hey, hey, hey, así me llama Martin únicamente blandengue” pensé, pero no dije absolutamente nada. No quería romper la conexión que habíamos hecho finalmente en ese momento. Al fin lograba sentirme cómoda hablando con mi compañero de práctica después de haberme sentido tan extraña en su compañía durante varios días.
-¿Y sus padres han estado de acuerdo con esas constantes mudanzas?-pregunté- ¿Cómo ha sido su educación durante todo ese tiempo? ¿Desde cuándo comenzó todo eso?-formulé muchas preguntas a la vez, pero quería respuestas. Era asombroso, la cantidad de información que acababa de recibir. Era… sencillamente resultaba imposible para mí.
De repente, una última pregunta vino a mi mente. -¿Cuántos años tienes, Nikolái Kozlov?-.
-Acabo de cumplir diecisiete-dijo pícaramente. Y su picardía se extendió. –Cambiemos el tema ¿Si, Georgi? Estoy empezando a aburrirme de tantas preguntas-dijo en tono bonachón.
“Noooooo” pensé. No había siquiera comenzado a indagar y él ya quería dejarlo. “Que suerte la mía…” apunté en mis pensamientos. Él sonrió plácidamente. Qué de malo tenía que yo preguntara por algo que resultaba ser tan interesante, que sintiera curiosidad al respecto. Pero él realmente comenzaba a notarse aburrido y yo no quería fastidiarlo. Como último recurso, tendría que recurrir a Inessa. A lo mejor con ella las cosas serían distintas y podría obtener las respuestas a todas mis interrogantes.
El resto del rato estuvimos hablando de las cosas que realmente me habían designado a hablar con él. Estuve explicándole sobre el Baile de Navidad que se realizaba en el instituto con la finalidad de celebrar el inicio de la estación nevada; pero que el baile era solo para los alumnos de onceavo y doceavo curso. Nosotros aún estábamos en el décimo y la costumbre era una excursión durante la segunda semana de diciembre para los de ese curso. Este año iríamos a Canadá.
No podía esperar a que llegara ese momento. Quería ir con todas mis ganas, ya que por fin haría algo fuera de lo normal en los últimos dos años que tenia viviendo aquí; solo había un pequeño detalle que empañaba un poco mis ansias. Sabía de antemano que Brittany no iría, puesto que Matt estaba en onceavo curso y el tendría que ir al baile. En estas últimas dos semanas las cosas entre ellos volvían a ser como antes, incluso, como mucho antes de que ellos comenzaran a salir juntos. Él la estaba pretendiendo nuevamente como si fuera la primera vez y ella le coqueteaba. Así que él le había pedido que fuera su compañera de baile para la promoción junior y ella había aceptado; aunque todavía no volvían oficialmente a ser novios. A decir verdad, ella estaba dentro de todo un poco molesta porque iba a perderse de nuestra excursión de cinco días a Quebec.
Me había sentido un poco decepcionada al saber que Brit no iba con nosotros al paseo; tampoco Amber, ella iría al baile con Chase. De nuestro grupo, Solo Priscilla y Ashley iban seguro. Supuse que tal vez Inessa también se apuntaría, ya que Nikolái se mostraba tan entusiasmado al respecto. Tan solo tenía una incógnita… ¿Alexandr también iría?
Acabamos por terminar la aburridísima práctica sobre osmosis celular. Esta materia de verdad me revolvía el estómago. Nikolái se despidió de mí con un acto digno de un noble; con un beso en mi mano. No pude evitar estremecerme ante su gélido roce; sus dedos estaban helados, y su aliento era glacial cuando sus fríos labios se posaron gentilmente en el dorso mi mano,-ya empezaba a acostumbrarme a su presencia y a su a veces notoria galantería-pero al sentir su tacto, recordé las veces que había tenido un vago contacto con mi amiga rusa. Su tacto era igual de helado. Esta vez sentí curiosidad al respecto.
Nikolái salió a reunirse con su primo, que ya se encontraba de pie-se veía un poco impaciente-. Eran encantadores esos dos. Solo que Nikolái era realmente a veces un patán y Alexandr solo aparentaba serlo. Salieron afuera, se habían ido. Sabía que la actitud de Alexandr eran puras apariencias, porque no me cansaba de estudiar su comportamiento y estaba hipnotizada con su mirada; esa mirada que me decía que detrás de esa mascara de soberbia había solo un chico afligido, que detrás de toda la prepotencia se escondía un hombre que posiblemente había sido lastimado de algún modo. Ese era su escudo. Ya llegaría el momento para mí; solo tenía que tener un poco de paciencia.
Caminé hasta mi antigua mesa de Biología donde aún Brittany se encontraba ordenando algunos de sus libros en su bolso. Me paré frente a ella y le dirigí una sonrisa tímida, pero su semblante era muy serio. –Perdón por no contestar ayer tú llamada Brit; no estuve en casa toda la tarde y olvidé llevar el móvil conmigo. Sé que era importante para ti pero yo…-. Le dije tratando de que sonara como una clara disculpa.
-Lo olvidaste-. Dijo ella completando mi frase. –Descuida, igual no era gran cosa-finalizó con tono amargo. Aún estaba muy seria y evidentemente ella estaba molesta conmigo. Y tenía razón; yo lo había olvidado. Había olvidado que Brittany haría ayer su audición junto con el resto del equipo de porrismo frente al jurado y al comité de organización del evento, para la competencia estadal de porrismo. Luego, si clasificaban, quizás pudieran ir a las nacionales.
-No digas eso Brit. Sé que si era importante para ti que yo estuviera allí apoyándote-le dije en tono de reproche.
-¡Bah!-dijo e hizo un gesto con la mano-no te apures, igual lo han suspendido para el fin de semana que viene. Espero que esta vez no lo olvides-me dijo de forma irónica recalcando la última palabra.-Igual, cuéntame… ¿cómo te ha ido ayer con tu amiga, la famosa súper modelo?-. Brittany empezaba a sonar menos quisquillosa con respecto al tema Inessa.
Hey, igual yo iba a contárselo, pero había estado dándole vueltas a mi cabeza. Buscando la mejor manera de decírselo; pero ella ya lo sabía. ¿Cómo?
-Ehm… ¡Bien!, supongo. Solo la acompañe a una sesión de fotos. Es que me lo pidió muy insistentemente y no pude negarme-. Trataba de excusarme. Brittany se levantó y me hizo señas para que camináramos afuera. Su rostro había cambiado, supuse que me había perdonado ya.
-Tranquila, ya Alexandr me lo explicó todo. Me contó que el maquillador de su hermana se había enfermado y que ella estaba muy urgida de que alguien le ayudara con su imagen. Pero no te digo yo si esa chica no es caprichosa; maquillador personal…-dijo la última frase con un tonito de burla. Yo me uní a sus risas. – ¡Ja!, y decirte a ti para que le suplieras; ¡niña caprichosa!-. Reí. Quien hablaba de caprichos…
-Eh, oye Brit, ¿qué tal va tu relación con Alexandr; sigue cayéndote de la patada?- pregunté un tanto curiosa. Quería indagar qué tal iba su relación como compañeros de clase.
-No, si supieras que ha mejorado mucho en este tiempo. Ahora hablamos, pero nunca de él. Siempre hace preguntas de mi vida y de mis amistades. Incluso me ha preguntado por ti-. Mi corazón bombeó con una fuerza indescriptible. Iba a salirse de mi pecho. Quería saber… -¿Sobre mí? ¿Qué ha preguntado sobre mí?-quise parecer extrañada, cuando en realidad tenía el corazón en un puño.
-No mucho, en realidad. Solo parecía vagamente interesado. Me preguntó desde cuándo éramos amigas y si tú vivías con tus padres, nada más-. Mis esperanzas se habían venido al piso. Eran preguntas generales sobre una persona; no estaba ni cercanamente interesado en mí. ¿Estaría interesado en mi amiga más bien? ¡Qué tortura!
–Ah, ahora que lo recuerdo… Ya han pasado dos semanas desde que comenzamos el insti ¿no?-dijo ella graciosamente. –Si-le dije ahora claramente desanimada.
-¿No se supone que hoy son las audiciones de tus clases de teatro?-peguntó Brittany. “cierto” pensé.
-¿No estás interesada en saber si hay alguien nuevo en tu clase?- preguntó ella con un interés impropio sobre mi curso de teatro. Me encogí de hombros. Ahora mismo nada mas importaba realmente.
Entré al resto de mis clases de la mañana sin esperar ningún acontecimiento interesante. Aún me sentía abatida. No había empezado a jugar mis cartas y ya me sentía derrotada. ¿Y si él no llegaba a interesarse nunca en mí? No es como si mi mundo se fuese a acabar por eso, pero me había costado muchísimo durante todo este tiempo sentirme tan atraída por alguien como lo hacía por Ivanov. Tan solo quería una oportunidad. Solo una para acercarme a él. Necesitaba comprobar por mí misma que no eran alucinaciones mías de que este chico realmente me gustaba. Me sentía atraída hacia él como un campo magnético; con una fuerza invisible que no lograba descifrar.
No, mi mundo no iba a acabarse, pero su rechazo iba a arder en las llagas más profundas de mi alma.
A la hora del almuerzo me dirigí al comedor a sentarme como siempre con los chicos, solo que esta vez notaba cierta tensión en el aire. Me percaté de que Ashley no se encontraba entre nosotros. No había puesto realmente atención a que no la había visto en toda la mañana. -Hey, ¿qué sucede con ustedes? ¿Dónde está Ash?-hice la pregunta de manera general. Todos bajaron la mirada. -¿Qué pasa?, alguien me lo puede decir, ¡por favor!-demandé. Mi mirada recorrió cada una de sus caras que denotaban tristeza, pero nadie abría la boca para pronunciar palabra.
Priscilla respondió, pero se notaba nerviosa.-Ehm, bueno… Ahm… Sucede que, esteee…-Era lo único que Priscilla decía y realmente no entendía nada.
-¿Ajá?-dije, aún esperando una respuesta. Qué demonios estaba ocurriendo aquí.
-Olvidé comentártelo esta mañana-Dijo Brittany interrumpiendo el absurdo balbuceo de Priscilla. Me dedicó una mirada que no supe interpretar; como tratando de excusarse sinceramente. Ella continuó. -Ahsley fue atacada ayer en la tarde-noche cuando regresaba a su casa luego de suspender lo de la audición de porrismo.
-¿Atacada?-mi voz sonaba alterada. -¿Por qué o qué? ¿Qué fue lo que le pasó? No me digas que abu…- hice una pausa media. -de ella-. Finalmente había puntualizado. Estaba en shock. Mi mirada fue descendiendo lentamente y pude sentir una opresión creciente en mi pecho. Ya imaginaba lo peor.
-No, no fue ese tipo de ataque afortunada o desafortunadamente. No sé qué era mejor o peor. Te explico-. Decía Mathew por lo bajito, solo para que escucháramos nosotros mismos. –afortunadamente unos vecinos la encontraron cerca de su casa. Estaba tirada en el suelo, inconsciente, en la base de un árbol; con la camisa desgarrada y manchada en sangre. Traía dos marcas en el cuello, cortes profundos, y lo peor del caso es que ella no recuerda absolutamente nada-. Priscilla se veía claramente consternada. Sollozaba silenciosamente.
Yo había quedado en shock, parecía algo increíble, inimaginable. Aquí nunca antes había sucedido algo así; por lo menos no desde que yo vivía en este lugar. Matthew me contó de manera general que la policía había empezado una serie de investigaciones a fin de determinar qué clase de animal había atacado a Ashley Allen. Ellos creían que había sido un animal. Una especie de bestia; quizás un gran perro o un lobo. Pero Matthew decía que la herida era tan precisa, que a la vez resultaba imposible que un animal salvaje resultara ser tan cuidadoso en dejar dos perfectas y diminutas marcas en el cuello de Ahsley. Ellos habían visto esto anoche cuando fueron a visitarla. Todo era muy sospechoso.
Dejamos el tema porque ya debíamos ir todos a clases. “Otra vez español” pensé cansadamente. Mi mente no dejaba de maquinar sobre lo que había oído en el almuerzo, sobre lo que había atacado a Ash y casi pudo haberle provocado la muerte. Me estremecí ante la idea.
Durante Educación Física mis ánimos vinieron en picada. En el juego de Volley, el balón cayó al menos unas tres veces sobre mi cabeza. Estaba atolondrada. Inessa trató de elevar mis ánimos, pero solo lograba dedicarle una media sonrisa forzada. Hubo un momento en el que ella desistió y me dejó quieta. Ya añoraba que acabara el día. Quería irme a casa.
Después del partido de Volley, me escabullí de Inessa. Sinceramente no tenía ganas de hablar con nadie en estos momentos. Me sentía muy triste. Recordé de pronto algo de lo que había hablado con Brit esta mañana. Hoy eran las audiciones para la extra académica de teatro. La curiosidad revolvió algo en mi interior.
Ya me encontraba andando hacia la entrada principal del instituto, lejos del Gimnasio. La verdad es que ni siquiera quería saber, simplemente tenía que caminar a algún lado y el tablón de anuncios fue lo único que se dibujó en mi cabeza. Me acerqué sin ánimos; realmente poco interesada en saber de la situación. La lista que habían puesto a inicios de clase para las audiciones seguía ahí, pero ya no estaba vacía. Habían cinco nombres escritos, nada realmente interesante. Probablemente tendría compañeros de obra nuevos este curso.
Mis pensamientos vagaron por un momento en las clases de teatro del curso anterior, en ese apasionante trabajo de actuación, el arte escénico; que me convertía en otra persona, que me trasladaba a un lugar seguro, lejos de mis propios problemas personales. Por un breve instante, me trasladé unos años atrás, a California. A las peleas, los gritos, a mi propio llanto. Una lágrima rodó por mi mejilla, y luego otra. No, ya no quería recordar eso. La actuación me había ayudado a olvidar; o por lo menos mantenía esos recuerdos aislados en una parte donde se suponen no podían volver a surgir. Sacudí la cabeza lentamente y limpié mis lágrimas con la mano. Pensé en otra cosa. ¿Qué obra haríamos este año? Me pregunté a mí misma. Me encantaba la actuación; meterme en la piel de un personaje cualquiera y poder cambiar mi mundo en un segundo. Lograr transmitir un mensaje a un público y sellar una conexión con ellos.
Miré por última vez el papel pegado en el tablón de anuncios y me di media vuelta, dispuesta a irme, cuando me di cuenta de lo que había ignorado. Abrí los ojos de par en par, tan grandes que pudieron haberse salido de sus cuencas. Mi respiración se hizo agitada, entrecortada y estaba totalmente paralizada. Cómo no lo había visto. Cómo lo había ignorado. Tenía que ser un truco, si, seguro era eso. Mi vista tenía que haberme fallado. Giré despacio en mis propios talones con una mano sobre mi pecho. Sentía que en cualquier momento iba a desvanecerme. Y ahí estaba. Un trazo delicado, delgado, fino, legible. En una letra diminuta estaba su nombre escrito en la cuarta línea del papel. Claramente se leía un:
Dejé atrás ese tablón de anuncios. Salí del instituto caminando desorientada, inestable. ¿Pero es que acaso no era eso lo que yo quería; tenerlo cerca, hablarle? Entonces, por qué estaba actuando en ese momento como una completa imbécil. ¡Qué confusión sentía en ese momento! Esta mañana hubiese estado feliz con la noticia, pero después de lo que me había contado Brittany, estaba más bien temerosa de afrontar esta situación. De encontrarme con él cara a cara.
Caminé hacia la salida del instituto, cabizbaja, con mi bolso en el hombro, dispuesta a marcharme. “Derrotada por mis fantasmas” pensé; cuando un fuerte ronroneo me hizo pegar un salto y el corazón me saltó del pecho.
Ahí, frente a mí, se hallaba una impresionante moto roja y el chico que la conducía me invitaba a subir junto a él. – ¿Te llevo?- Preguntó pícaramente.
gracias gracias gracias y mil gracias joha,
ResponderEliminarcomo siempre me encanto no sabes cuanto lo necesitaba, pues ahora no toy pasando por un buen momento pero tu me acabas de alegrar el dia jejeje
¿como va tu examen pa el dia 12? espero q bien y por si no puedo visitarte en unos dias QUE TENGAS MUXA SUERTE Y TE SALGA MUY MUY BIEN ok?
muchos besitos guapa.
estrella negra
Ayyy Johaaa Me dara Un Infarto!!!
ResponderEliminarPor favor!
El 4to Capitulo :D
Ame este Capitulo :D
Hola faccelli, muxas gracias por leerme.. Yo tambn amé este capitulo muxisimoooo, Q bueno q lo disfrutaran^^
ResponderEliminarEstrella, amiga.. Ya te extrañaba!! Se me hacía extraño no tenerte x aqui con tus buenos comentarios.. Trankila amiga, ojalá todos tus lios se solucionen pronto, y me alegra muxo saber q x lo menos te he alegrado el día aunque sea un poquitin no mas.. Besos amiga, y q todo vaya bien; o de bien para mejor!!
Joha!
ResponderEliminarEl cuarto capitulo!!!
;D
¿Quién iba en la motoooo?
Alex o Nikolái... o alguién más º-º?
Aaaahhh!!!
que ansiaaass!!
:D
y describes todo tan lleno de detalle que hasta se siente como si uno fuera Gina!
sigue Joha!!!!
ohhhhhh genia!!!!!!!! no se, pero creo k tu y mi querida estrella comparten ese gusto por dejarnos sufrir, asi, como si nada,,este cap me encanto y me dejo mas intrigada que el anterior,,quien conduce la moto????? solo te pido k no tardes mucho,,por fis!!!!!!!!!
ResponderEliminary gracias,,,,
me encanto simplemente espero que subas el 4 rapido !
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